jueves, 13 de octubre de 2011

Qué Onda loco?

Así suele saludarse la gente copada cuando se encuentra en lugares copados haciendo cosas copadas.Pero en esta oportunidad la voy a usar en otro sentido a la expresión, mi "que onda loco?" tiene que ver con una mueca de admiración, de cuestionamiento, de preguntar que carajo anda pasando.
Ayer fue 12 de Octubre, ex día de la raza, actual día de la diversidad cultural.Nadie puede acusar al escribiente de anti-indigenista, pero el escribiente anda medio indignado. Percibe catervas de adhesiones a la "lucha de los pueblos originarios" y acompañamientos de dolor a su tragedia histórica, de acuerdo compañeros, hasta ahí vamos bien pero... qué hacemos con eso? Nos quedamos en la declamación y el lamento? Hay que pensar la cuestión de los pobladores orignarios, pero pensarlo de manera seria, consciente, humana y dejarse de joder con tilinguerías baratas que condenan a un lugar exótico en la historia a esos pueblos. A ver muchachxs hijos de los bajados de los barcos como yo, cuando reivindicamos la lucha de los pueblos originarios qué es lo que estamos reivindicando? cuestiones étnicas? entonces qué tenemos que hacer nosotros? volver a los barcos e irnos todos y laburar 5 siglos gratis para las comunidades? Eliminar por decreto popular todos los Estados del continente? qué onda loco?
Reinvidicar su cultura y su identidad, bien, de acuerdo. Pero ellos qué piensan? digo... las comunidades, los actores, los sujetos... qué piensan al respecto? no será que estamos reproduciendo un discurso de subalternidad saliendo nosotros, miembros de las razas genocidas a reivindicar su identidad que durante 5 siglos hemos pisoteado y sobre cuya explotación se erige nuestro bienestar? Acaso no encierra un profundo gesto de hipocresía? porque si adscribimos a un discurso vinculado a reivindicaciones étnicas debemos asumir que somos parte de los genocidas (o al menos que tenemos sus genes, su educación su música, sus letras, sus comidas, etc.), y qué hacemos con eso?
Y no es sólo ese el punto hipócrita de la cuestión, además de levantar banderas en nombres de otros sin ni siquiera escuchar qué tienen para decirnos, en nuestro accionar cotidiano (laburo, discurso, trato, etc.) nos cagamos en los compañeros indígenas.
Lo que está en el fondo de esta cuestión es el tema del otro, de la alteridad. Es importante reconocer al otro, acompañar sus reivindicaciones, sus luchas, sus conquistas de derechos, la pregunta es cómo y para qué lo hacemos.En el "cómo" entrarían estas cuestiones de si acompañamos o pretendemos arrogarnos su representatividad, en si lo hacemos asumiendo sus particularidades identitarias y culturales o si le imponemos nuestra lectura y nuestro discurso. En el "para qué" cabría indagar si lo hacemos de meros comprometidos y luchadores de cuanta causa noble ande dando vuelta o si intentamos construir algo para conseguir algo... no sé.
Soy de los que prefieren que en una comunidad política se creen las condiciones para que cada grupo social, político y/o cultural pueda encontrar el espacio para luchar por sus intereses y reivindicaciones, y no de los que andan por la vida arrogándose el derecho de representar y ser la voz compungida del otro menospreciado que no puede hacerlo por sus propios medios.
No es sólo con la cuestión indígena que pasan estas cosas, también pasa con las múltiples representatividades que pesan sobre los trabajadores, sobre los campesinos, sobre los excluidos. Está el actor, el que sufre, el que intenta organizarse, que le cuesta, pero que tiene la paciencia y la sabiduría de comprender que la realidad no se adecua a cánones pre-establecidos, sino que la lucha es diaria y las conquistas progresivas, por un lado; y por otro el que se comió el cuento de algún trasnochado y viene a imponer su verdad ideal-tipica al chabon que la sufre, y se pone en pedagogo, le enseña porqué, cómo y cuánto sufre, y le dice qué tiene que hacer para dejar de sufrir.

No hay comentarios: