viernes, 17 de diciembre de 2010

Santiagueñazo

No soy de aquellos a quienes les gusta alimentar las construcciones míticas en torno al santiagueñazo, pero sí creo en ese episodio como un hito en nuestra historia, y como tal hay que recordarlo, pensarlo, traerlo, que movilice e ilumine nuestro presente.
El santiagueñazo es un hito en la historia no sólo de los santiagueños,es un hito en la historia del país, de nuestra sudamérica y del mundo todo: uno de los primeros levantamientos populares contra la implementación de medidas neoliberales. Para nuestro padecer, esas medidas finalmente fueron impuestas en nuestra provincia y en nuestro país con consecuencias que aún hoy padecemos.
Aquella fecha que parece tan lejana (16 y 17 de diciembre de 1993)está más viva que nunca. En un momento en el que estamos construyendo un modelo de país muy distinto es necesario recordar aquellos acontecimientos para tener presente esos lugares a los que no queremos volver, lugares a los que en realidad nunca quisimos llegar como pueblo, y el santiagueñazo fue, es y será un ejemplo de ello.
Por eso resulta llamativo ver en nuestro Santiago a altos funcionarios presentando felices en ampulosas conferencias a promotores del capitalismo salvaje que vienen con la consigna de vendernos recetas neoliberales para contrarestar una crisis que sólo ellos ven... ajuste! es la palabra que no se animan a decir... hablan de enfriar la economía, bajar el gasto, controlar la inflación... quieren ajuste.
En este camino que decidimos desandar, en este camino de apoyo a un modelo de país inclusivo, más justo, más soberano, mas integrado a nuestra América Latina, el 16 y 17 de diciembre de 1993 tiene que ser una guía, un recordatorio del rechazo de todos a un modelo de país injusto, dependiente y arrodillado ante las potencias mundiales.
Es verdad que faltan cosas, pero estamos convencidos que vamos en la dirección correcta. Es necesario defender los logros obtenidos y luchar por aquellos que faltan.Es imprescindible construir en Santiago un espacio Nacional y Popular claro, que tenga clara conciencia de hacia donde queremos ir, y a dónde no queremos volver.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Lo que está siendo es historia

La muerte es Gorila y Dios No es Argentino escribía el día de la muerte de Néstor. Todavía golpeado por la noticia, sumado en un estado de incertidumbre, tristeza y desazón. Dos días después, empecé a comprender el proceso: la fortaleza de la presidenta, la integridad del gabinete, la miseria de la prensa canalla, el desconcierto de la oposición, pero sobre todo la grandeza de la gente… de esa gente que iba a gritarle en la cara a la Presidenta durante horas y horas “seguí mujer, seguí estamos con vos” me hizo ver que no había motivos para la incertidumbre ni la desazón. Y si quedaba lugar para la tristeza era porque sentíamos hasta el pecho la pérdida de una figura como la del pingüino, que marca a fuego a todos, pero en especial a nosotros, a la changada que nos criamos con Menem en la Casa Rosada, que crecimos pensando que la política era sinónimo de cagar a las mayorías, andar en ferraris, acostarse con vedettes y hacer papelones por el mundo.

Creo que la muerte de Néstor, y lo que se generó a partir de entonces, es, entre otras cosas, una invitación a reflexionar en términos históricos sobre el proceso político que estamos viviendo. En este último mes –e inclusive desde antes- hemos escuchado reiteradamente que hay un antes y un después en la historia Argentina a partir del kirchnerismo, el problema es que el “después” está siendo, lo estamos viviendo, lo estamos construyendo. En esa dirección, estas líneas intentarán ser un análisis en términos históricos del kirchnerismo mientras está siendo.

En primer lugar el kirchnerismo como proceso histórico nos sitúa en el plano de la realidad construida y por construir, mostrándonos que todo proceso político es inacabado, que todo proceso político es humano y, como tal, perfectible. No pretendamos que no tenga puntos de fuga, límites ni errores. Esto es política señores, es acción humana tendiente a fines, y como tal, imperfecta. El kirchnerismo es una invitación a dejar de lado el purismo político de algunos que se sientan a señalar los errores que la realidad nos devuelve, una invitación a desterrar la inocencia inconducente de pretender la perfección… por favor compañeros, las historia ha dejado bien en claro que esos intentos de perfección terminan en campos de concentración o gulags. Y esto que postulamos aquí no es un propósito de excusas, es simple y llanamente la explicitación el ABC de la política, las utopías son eso, utopías. Conservémoslas y luchemos por los ideales que encarnan, que sean nuestro combustible hacia un mundo mejor, hacia un país mejor, pero no pretendamos por decreto instantáneo que esa utopía se transforme en realidad, no va a suceder compañeros, no puede suceder, no tiene que suceder.

Pero el kirchnerismo, además de ser imperfecto es un proceso político que propone, muestra y asume un modelo de país diferente al anterior. Si hablamos de que hay un antes y un después en la historia argentina desde 2003 es justamente porque hay un cambio consciente, deliberado. Hoy está claro, salvo para algunos trasnochados de la historia como la izquierda funcional, que el kirchnerismo ha implicado un profundo cambio respecto del modelo que desde 1976 se pretendía imponer a sangre y fuego en nuestro país.

Dicho cambio de modelo ha implicado e implicará muchas cosas, pero consideramos una como fundamental, trascendente, el profundo proceso de re construcción y consolidación del Estado. Característica esta que permite valorarlo mientras se desarrolla puesto que lo emparenta con procesos políticos de la talla del yrigoyenismo y del peronismo, cuyo principal aporte fue justamente el intento (imperfecto, como toda acción política y humana) de construir un Estado. Esto significa lisa y llanamente la conformación de un espacio que pretenda niveles razonables de autonomía respecto de las distintas corporaciones, autonomía que le permita la promoción y defensa de mayorías ciudadanas que se ven afectadas por la prédica y la práctica que tales corporaciones llevan a cabo en defensa de sus intereses particulares.

Sectores y actores corporativos claves están enfrentados con el kirchnerismo, al igual que lo estuvieron con el primer radicalismo y con el primer peronismo (la Iglesia, los medios de comunicación, lo más concentrado del sector agropecuario, lo más rancio de la otrora llamada “clase política”, algunos sectores de la industria, etc.) dando cuenta justamente de la resistencia de estos de someterse a la acción de un Estado que se pretende autónomo de sus intereses sectoriales. Ojo, esto no significa que desde el Estado se lleven a cabo acciones deliberadas tendientes a perjudicar dichos sectores, muy por el contrario, significa su regulación en pro de un bienestar que alcance a mayor cantidad de compatriotas. Los datos están a la vista, muy pocas veces en la historia el mundo agrario tuvo las ganancias que está teniendo, al igual que la industria o los bancos.

La construcción del Estado implica la recuperación de la política como herramienta al servicio del pueblo, recuperación que permite a la vez reducir la distancia entre la gente y su dirigencia. Lo dijo Dolina hace poco, el poder político ahora está en un lugar distinto del poder económico. Desde el 76 los argentinos nos habíamos acostumbrados a que poder político y poder económico estén en un mismo lugar, desde los 90 a que exista una “clase política” cuya función sea la de convencer al pueblo mediante justificaciones inmorales de la necesariedad de ceder a los intereses de las corporaciones.

Como militantes, como ciudadanos convencidos que decidimos ponerle el cuerpo a nuestras ideas, tenemos que tomar real dimensión de lo que el kirchnerismo está significando para la historia nacional, un proceso que ha devuelto al pueblo la política como herramienta de liberación a partir de la necesaria construcción del Estado como un espacio autónomo de las corporaciones, pero siendo conscientes de lo inacabado de todo proceso político. De ahí su magia, de ahí la constante y eterna invitación a seguir trabajando por aquello que falta y defendiendo lo que se consiguió.




(texto a publicar en Prensa La Cooke)

martes, 2 de noviembre de 2010

Esas esquinas


A veces pienso que el clima es sabio, no se. El día que murió Eva dicen que llovió, lo mismo que el día que murió Juan Domingo,lo mismo que el día que murió Yrigoyen, lo mismo que el día que despedimos a Néstor... días tristes

Pero ayer no llovió, ni cerca anduvo... ayer había sol, mucho sol... un día alegre (aunque, confieso, detesto el calor).

La transpiración ya era una más en la columna, se mezclaba junto con las botellas de agua generosamente compartidas, con la alegría de la changada que con distintas banderas, con distintos colores y distintas intenciones se abrazaban detrás de ese cartel: "Los estudiantes de la UNSE decimos nunca más"

Yo estaba ahí, como toda mi vida en condición de doble agente: cantando, marchando y aplaudiendo; observando, mirando, pensando qué hacía ahí, qué hacíamos ahí... las autoridades de la universidad también marchaban, y eso me gustó; una agrupación de la UCSE también marchaba y eso me gustó...

La Belgrano indiferente, como casi todo el espacio público santiagueño, nos miraba sin ver, nos escuchaba sin oír... los bicipolicías ya nos custodiaban. "mirá" le digo a uno... "eso lo consiguió Néstor, ahora nos custodian las manifestaciones y nos van cortando las calles por donde vamos a pasar, en lugar de marcarnos o cagarnos a palo" como para hacerlo enojar. "Bah" me contestó, "eso desnaturaliza la protesta, la hace dejar de ser antisistema", me quede en esa discusión un par de cuadras, me gusta despuntar ese vicio, lo reconozco.

Me había ido para el frente de la columna, un compañero me pasa un cuaderno, "te parece que leamos esto en la radio abierta?"... Era un comunicado, una declaración en relación al juicio, a la sentencia, a la memoria de Kamenetski."Está bueno" le dije, "léelo vos" me dice, "no sé, que lo lea Gastón"...

Alguien me pasa una botella de agua vacía, la uso para golpear con el cuaderno y acompañar en el ruido a los changos del redoblante y el zurdo... levanto la mirada, estábamos en la belgrano y jujuy, miro hacia el este y veo un bicipolicía con su handy y mi mente se dispara, casi un "deja vu"...

Me voy, o mejor dicho vuelvo... es de noche, en la marcha había más gente, mucha mas gente, yo era más joven y mas flaco... había más policías, muchos más policías, no nos custodiaban por entonces, nos marcaban a cara de perro. Algunos, los más grandes no les tenían miedo, hasta los desafiaban, otros teníamos cierto temor. Eso del juarismo no era joda, ese Musa no era joda, y aunque estaba en la plana de todos los diarios seguía manejando todo: "ole ole, ole ola, como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar" cantábamos, como hoy... pero también cantabamos "a ver, a ver, quien dirige la batuta, si el pueblo unido, o la Nina con su yuta"...

Era la misma esquina, claro que el tiempo había pasado. Busco un confidente, y al mismo socialista que le eché a Néstor en la cara cuadras atrás le digo "mirá si no tendrán resultado las luchas sociales", casi desconcertado me mira, "hace 7 años marchábamos por acá pidiendo por Leyla y Patricia, y por que se vayan Juárez y Musa"...

Salían de La Banda las columnas, o de la autopista, no me acuerdo, pasaban por la plaza, hacían un stop en la catedral (por entonces teníamos un Dios de izquierda), y seguían hasta el Juzgado a pedirle a don Toledo que deje de ser tan cómplice de los hijos de puta

Ayer salimos de la UNSE y fuimos directo al juzgado, a esperar una sentencia ejemplar, y la tuvimos: Cárcel común y perpetua

Algunas esquinas por las que pasamos fueron las mismas, pero nosotros no éramos los mismos, y la realidad no era la misma. Pasaron muchas cosas en 7 años, es bueno recordarlas... esas esquinas están de testigos, nuestros cuerpos están de testigos, la memoria de este pueblo está de testigo

viernes, 29 de octubre de 2010

Le van a gritar en la Cara

El pueblo argentino parece no saber eso de valorar en vida dicen, o no saber valorar la vida que es parecido. "Freud dice que la figura del padre crece luego de su muerte" me dijo ella, siempre tan dulce queriendo disminuir mi dolor...
Hay otros que no valoran ni fallecidos... ahí están algunos "festejando"... dicen que mandan mensajes de textos burlándose... dicen que le piden a satanás "que no lo mande de vuelta"... será porque ellos tienen línea directa, será porque en la historia de nuestro país sólo han celebrado la muerte... recuerdo cuando lo acusaban a Néstor de generar odio y rencor, proyección creo que le llaman, o no se cómo... hijoputismo diría mi mama.
ahí están los otros, los sonsos de la historia... esos que no entienden nada... que no entendieron nada nunca... que pretenden indiferencia ante la historia, ante esa historia que termina tragándolos... esos necios que creen que la vida pasa por lo que hacen y dejan de hacer ellos y sus pupos... que creen que comen, van a la escuela, suben a un colectivo, van al médico y tienen cloaca "gracias a su propio esfuerzo"... esos que no creen en las construcciones colectivas como un modo simple y sencillo de cagarse en los demás y transforman su vida en algo sin valor, sin compromiso, hacen de su vida una gran masturbación...
y están los siempre, los convencidos de ser vanguardia... sentados a un costado, medio arriba, casi al lado de la Iglesia están sentados, mirando con sorna la realidad que no se adecua a sus lecturas surgidas de malas interpretaciones de grandes teorías de otras épocas y otros lugares... ahí están sentados, siempre sentados diciendo que representa a gente que nunca aceptó tal representación... sentaditos con una mueca burlona hasta que la historia les pasa por encima y sólo atinan a decir "nos robaron las banderas"... como si una bandera de lucha y reivindicación social fuera sólo una bandera, que no quiere ser conquista, o que si se transforma en conquista depende de quien la implementa para ser legítima... pero además de las banderas les roban los intelectuales, los sujetos políticos, las canciones, los militantes, los valores y se quedan ahí sentados... y como para volver a tener su mueca tranzan con la mas recalcitrante derecha, como para escribir en el mármol el mensaje de que están dispuestos a lo que sea con tal de que no les roben banderas... asi es la vanguardia
pero también están los otros, los que van siempre arriados, los que se mueven por el choripán y la coca o el tetra, por el bolsín, esos a los que nunca les dan crédito, que todos miran con desprecio, a los que acusan de "clientes eternos" de los "aparatos electorales"... que llegan junto a nuestros "pobres jubilados", que son nuestros, pobres y jubilados sobre todo cuando podemos hacer negocios con ellos y cagarnos bien cagados en su dignidad... que llegan junto a la "juventud perdida", a esos vagos drogadictos que no saben lo que es la disciplina porque no hicieron el servicio militar, esos que toman escuelas y universidades con tal de no trabajar y salir en la tele, esos que dejan forros y botellas de alcohol barato por donde pasan... que llegan a la par de toda la familia de algún padre o madre inconsciente que decidió no ir al laburo para acompañar... que llegan junto a los discapacitados, los homosexuales, los inmigrantes, los migrantes.
Estos otros que según parece no valoran en vida llegan en masa... pero masa masa... esa que desprecian sin entender los más prestigiosos analistas... masa que se embuda y decanta en individualidades
Individualidades con caras, historias, bolsillos, sonrisas y lágrimas... algunos llegan y cantan... también llegan y lloran... llegan y miran...
Llega la masa que estuvo ahí parada más de 24 horas bajo el sol y la lluvia... escuché por ahí que los acusan de hipócritas... cientos de miles de hipócritas colmando el espacio público central del país...
Clientes, negros, vagos drogadictos llegan... transpirados, sin dormir, llorando... pero a qué llegan? por qué llegan? pocos parecen entender, o como últimamente pasa pocos parecen animarse a decir...
Pero no importa ellos llegan y entran, detrás de una valla el cajón y ella... parada con sus hijos y amigos... todos quebrados, todos dignos... ellos llegan y la miran, lloran y le gritan... le gritan al cajón y gritan en la cara
A qué llegan? por qué llegan? llegan a gritar... ese grito contenido, desgarrador, ese que es masa en la plaza, que es canto en la plaza ("andate cobos la puta que te parió", "cristina, cristina, cristina corazón, acá están los pibes para la liberación", "che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si la tocas a cristina, que quilombo se va a armar")... le gritan al cajón "gracias Néstor"... sienten necesidad de decirlo, quieren decirlo, quieren que una vez más ese hombre los escuche, aunque muerto los siga escuchando... escuche su gratitud... escuchen su gratitud...
y le gritan a ella... le gritan en la cara... hicieron muchas horas de cola para gritarle, uno a uno, personalmente, sin intermediarios, sin medios, sin twitter, sin facebook, sin publicidades, sin aparato, sin choripán y sin colectivo... la miran... se reconocen... se dignifican mutuamente... bajan la mirada y le gritan... visceralmente le gritan, en la cara le gritan, casi escupiendo pedazos de alma... "seguí" le gritan, "fuerza" le gritan, "vamos a poner el cuerpo" le gritan... ella aguanta, sigue digna, lleva su mano al pecho en ese gesto que tan demagógico les parece a algunos... pero de a ratos no aguanta, no se puede aguantar, y se acerca al pueblo, a ese pueblo que ya es su pueblo, que ya no es masa que es pueblo... y los abraza, y la abrazan, y los besa y la besan y le dan fuerza... y desde atrás otro vuelve a gritar... le vuelve a gritar en la cara... SEGUI MUJER, SEGUI
A lo mejor no es que el pueblo argentino no sepa valorar la vida, a lo mejor si valoró en vida, siempre valoró, pero los encargados de mostrarlo no lo querían hacer... pero esta vuelta no quisieron intermediarios, sana costumbre la de este glorioso y sufrido pueblo que en ciertas coyunturas no acepta intermediarios, como cuando el bicentenario, como cuando el 17 de octubre, como cuando murió Evita...
No quiere intermediarios el pueblo, y los intermediarios se asustan, temen... el pueblo grita, le grita a ella en la cara y nos grita a todos...

miércoles, 27 de octubre de 2010

La muerte es gorila y Dios NO es Argentino

Entre sueños escucho en el flash de la radio (la dejo siempre prendida)que robaron una censista, pero que el censo continúa con normalidad,que Néstor Kirchner fue internado por problemas cardíacos... Uh (pensé) de nuevo los medios queriendolo matar al Lupín... déjense de joder gorilas... y me di vuelta en la cama intentando seguir durmiendo antes de que llegue el censista.
Pero luego de la pausa, César (el de Mónica y César) decía en Del Plata que ellos no estaban en condiciones de hacerlo pero que muchos medios ya informaban que Néstor había fallecido en Calafate... nah... seguí desconfiando... hasta que escuché la voz de Polimeni y me di cuenta que si.
Me senté en la cama y dije "uh y ahora?", después pensé nah... debo estar soñando... pero la radio no se callaba... la puta madre

Cuando al mediodía fui a compartir la congoja con mi vieja, ella estaba en la cocina, cortando cebolla para la ensalada de tomate... me miró llorando y me dijo "este país no tiene remedio hijo, otra vez volver a empezar"

Por un instante pensé que tenía razón y que la historia le daba la razón... la muerte es gorila y se ha dedicado a jugarle malas pasadas a nuestra historia política... Dios no es Argentino, debe ser Ingles, yankee o del país de turno que le pague el sueldo a los vende patrias
Pero después me di cuenta que no, que este país tiene remedio... que el remedio está en nosotros... pensar, aceptar, asumir que con Néstor se va un modelo país es erróneo, el modelo va a seguir, lo vamos a defender, y si perdemos batallas seguiremos en la lucha

"No voy a dejar mis convicciones en la puerta de la casa Rosada" dijo alguna vez, y casi nadie le creyó. Tal vez su muerte nos confirme aquella afirmación del 25 de mayo del 2003... Qué distinto era el país por entonces...
Por algo lo demonizaban tanto
Por algo lo odiaban tanto
Por algo algunos festejan
Por algo lo lloramos tanto tantos

Renovemos el compromiso, acentuémoslo... gente sobra. No dejemos nuestras convicciones al pie de su ataúd.

Kircher es para mí el mejor presidente que me gobernó y es el político que me hizo ver que la política no es mierda, que la política es herramienta de cambio, libertad, transformación. Me hizo volver a querer la política, me hizo volver a creer en el Peronismo, me hizo volver a creer en mi país.

Hay un antes y un después en la historia Argentina desde Néstor, está en nosotros que ese después se profundice para que a los gorilones no les quede más que festejar la muerte, solo eso saben hacer... festejar la muerte y vender la patria

jueves, 5 de agosto de 2010

El Jefe

-Y en esta ciudad queda prohibido el suicido en todas sus formas sin la autorización correspondiente. Dijo el Jefe

-Quien precise matarse –continuó- deberá presentarse de lunes a viernes de 8 a 12 y de 16 a 20 en las oficinas de la dirección de Regulación de Muertes Voluntarias a fin de tramitar su correspondiente solicitud.

Un cerrado aplauso aprobó la medida

lunes, 2 de agosto de 2010

Istoria

Sobretodo que otorga estirpe, barba que no es de revolución, tono imperativo y dedo acusador. “Los gobiernos pasan, la tierra queda” dice. Creo escuchar una amenaza pero no termino de entender. Me parece demasiado obvia la afirmación. Continúo escuchando. Ya cayó la tarde, y Buenos Aires no tenía nada más para darme. Tenía que partir, reciencito nomás se había ido mi razón. Escribo una hoja, intentado que lo vivido no haya pasado del todo.

Empiezo a entender. La tribuna que vitoreó a dictadores y abucheó a Alfonsín aplaude con todo el fervor que su topetitud le permite. Sigo entendiendo, habla de la Plaza de la Victoria (hoy plaza de Mayo), que él y sus amigos habrían estado con French y Beruti, parece decir que si Moreno –Mariano, aclara, despertando discretas y previsibles carcajadas- viviera seria asesor económico de la Sociedad Rural y que junto con Belgrano la defenderían contra los atropellos de este gobierno corrupto, soberbio y autoritario.

Mi realidad se deconstruye. Por un instante dejo de lado la posibilidad de comprensión. Me concentro en lo que escribo. Miro por el balcón, veo el Norte porteño, pienso lo cerca que está ese garca y su convención. 200 años de historia repetida de memoria –primero-, estudiada –después- y en proceso de comprensión –todavía- pasan por mi nariz en segundos dados vuelta como un elefante tumbado.

A la mañana el 152 nos había llevado hasta el parque Lezama, y a San Telmo, y al Museo Histórico que como saludo de bienvenida nos prevenía –o se atajaba-: que la mayoría de las colecciones de ese museo pertenecían al intento de construcción de un relato de la historia argentina, que había sido forjado por la generación del centenario, que el desarrollo de las ciencias sociales y que las reflexiones históricas recientes permitían comprender que dicho relato tenía claras intenciones políticas, que no necesariamente respondía a los acontecimientos históricos.

Y volví a la comprensión. Desde un Estado al que habían tomado por asalto -con fraude dentro del combo- y que pretendían conservar apuntalándose simbólicamente los gobernantes del centenario pretendieron imponer una visión de la historia desde el Estado me dice algún historiador alternativo. 100 años después no lo ocupan, pero todavía están en el atril. Entre bosta de vaca, toros campeones y edificios gigantes dicen que en 1910 éramos el octavo país del mundo, en cambio hoy somos una mierda. Importa poco lo que pasó en el medio (y vaya si pasó), como si ellos no tuvieran nada que ver con lo que pasó en el medio, como si nosotros no supiéramos lo que pasó en el medio.

Puteo. Me pregunto si sabemos lo que pasó en el medio. Y creo terminar de comprender. Termino de escribir posdatas de los que después me arrepentiré. Casi que escucho al pasar millones de gentes diciendo “cuando éramos granero del mundo…”, lo mismo dice Don SRA desde el atril, veo sonreír a Mirta, Susana tiene un orgasmo, mi vecina por fin entiende que votó mal, jura no volverse a equivocar, casi que pide perdón.

Los gobiernos pasan, la tierra queda. Ahora comprendo. Los gobiernos pasan, los dueños de la tierra quedan. Los dueños de la tierra pasan gobiernos, y si quieren los voltean… o los volteaban o intentan voltearlos. Veo (a) políticos aplaudiendo, muchos (a) políticos. “Si se llevaron puestos a tantos, mejor salimos en la foto” pensarán algunos, otros ni siquiera pensarán, se la creen, o se identifican.

Vuelvo a putear e indulto, gesto autoritario por excelencia. Ya no me enojan sus pretensiones, en última instancia acuden al llamado de su tradición, identidad y convicciones. Cambio el destinatario de la condena, no comprendo que las barrabasadas que dicen sean aceptadas, que los medios las repitan acríticamente, que el titular de la UATRE aplauda, que la Academia Nacional de la Historia no saque un comunicado condenando sus dichos, noto que me pongo cada vez más intolerante e incomprensivo… Me doy cuenta, “es la política chango”.

Vuelvo a mirar por el balcón. Ya me quiero ir. Apago la tele. Miro el vacío del lugar. “Y pensar que el chileno ese me dijo ayer en el congreso que el concepto de poder simbólico le parecía muy abstracto” pensé mientras intentaba que la maquinita del 101 me de un boleto a cambio de mis monedas.




lunes, 26 de julio de 2010

"El pueblo no necesita más la limosna oligárquica, ahora me tiene a mi"

Viva el cáncer escribió la derecha gorila en las paredes de Buenos Aires como un sarcasmo macabro de su propio destino en la política argentina, depositando en la muerte sus posibilidades. Antes el genocidio del indio, la Patagonia rebelde, los golpes militares, el asesinato de Bordabehere, el suicidio de Alem y de Lisandro de la Torre; después las bombas en la plaza de mayo, más golpes militares, asesinatos, triple A, desaparecidos, neoliberalismo, hambre y desnutrición. La MUERTE vehículo de la derecha argentina, orgullosa de su representación (o mejor de su A-representación).

El cáncer, la muerte, viene a resolver eso que no pueden resolver, eso que nunca podrán resolver, eso que les da miedo. Eva le decía de muchas maneras: pueblo, descamisados, trabajadores.

Los milicos le tienen miedo al pueblo en la calle le dice Evita a Perón, por eso el 17 de octubre. ¿Qué pasa Perón? ¿Te ganó el militar que no querés al pueblo en la calle? Dicen que le dijo cuando fue lo de las candidaturas del ´51, y que Perón le avisó que tenía cáncer. Pero claro, no sólo tenía cáncer, era mujer, era actriz y era bastarda. Y le había comprado armas a la CGT por si querían voltearlo a Perón.

Perón era un milico raro, por eso se casó con una actriz –casi una puta para la época- y la hizo primera dama. Y la puso a la par de muchos y a muchos no les gustó nada. Pero era un milico.

Por eso José Olaya no entiende por qué los trabajadores van a la plaza el 17 de octubre a defender a un militar.

Si Evita viviera sería montonera cantaban los changos en la década del ´70. Pero todos podemos apropiárnosla, si hasta algunos trasnochados gorilones contemporáneos se animan a nombrarla. Ya es bandera ¿siempre lo fue? Si evita hubiera vivido a Perón no lo volteaban. La Nina es Evita, Chiche Duhalde es Evita, Cristina es Evita.

Muerta Evita el presidente Perón es un cuchillo sin filo dice Galeano. Y eso también es un símbolo. Escandalizaba oligarcas (y los nomenclaba), milicos y yankees. Se abrazaba con los pobres. El peronismo sin Evita ya no fue revolucionario, si es que alguna vez lo fue.

33 años tenía, la edad de Cristo dirán por ahí buscando construir analogías entre el cáncer y la cruz, entre el grafiti y el INRI. A Evita la lloró todo el pueblo, dice mi viejo, capillas ardientes en todas las ciudades con ataúdes que simbolizaban el que estaba en Buenos Aires. Largas colas, muchas flores, mucho luto, el pueblo de luto. Te obligaban a ir, recuerda algún demócrata.






lunes, 19 de julio de 2010

Entrevista a Fortunato Mallimaci sobre el rol de la Iglesia en relación a la Ley de Matrimonio Igualitario

“El rol de Bergoglio es nefasto”
Por Néstor Leone http://revistadebate.com.ar/2010/07/16/3059.php

Doctor en Sociología y especialista en temas ligados a la historia del catolicismo y las distintas formas de religiosidad popular, Fortunato Mallimaci analiza en esta entrevista la forma en que la jerarquía eclesiástica encaró la discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, hace un poco de historia y repasa continuidades y rupturas respecto de la relación entre la Iglesia Católica, los poderes políticos y las cuestiones de Estado. “No comprende lo que sucede en la sociedad”, dice Mallimaci acerca del cardenal primado Jorge Bergoglio. “Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así”, señala entre las razones de la derrota eclesiástica.
-¿Cuál es su primer análisis, luego de la sanción de la ley?
-Que la Iglesia jugó a todo o nada, y se quedó con nada. Perdió porque pasó lo que tenía que pasar. La ley de matrimonio igualitario, si no se sancionaba este año, se hubiese sancionado el próximo. O el otro. Estamos en una etapa de nuestra vida democrática en donde el tratamiento de estos temas ya no se puede posponer. El problema es que tenemos una Iglesia que todavía no lo entiende. Pero se están quedando solos. El hecho de que ciertos sectores políticos tomaran distancia es relevante, porque se dieron cuenta de que, a pesar de las presiones, votar a favor de esta ley les generaba más simpatías públicas que votar en contra.
-¿Por qué jugaron a todo o nada y endurecieron sus posturas?
-La jerarquía está en estado febril. Prefiere el enfrentamiento y dejar atrás el discurso del consenso y la unidad nacional para mostrarse como una institución de poder. Pero nada muestra mejor ese estado febril, que la prohibición al cura Nicolás Alessio de dar misa. Una verdadera locura, y sólo por hacer pública una disidencia.
-El lobby sobre los legisladores también puede ser otro punto.
-Sobre los legisladores, sobre los medios... El lobby fue muy fuerte, es cierto. Pero muy burdo. En lo personal, pienso que han optado por hacer público su reclamo para hacer crecer el miedo y ganar en legitimidad. El problema para ellos es que, al ser tan burdo, perdieron entre el conjunto de la población por la multiplicación que hicieron los medios de algunas declaraciones inadmisibles. Y esto se relaciona con otra cosa que no es menor. Al no tener movimientos laicales fuertes, al no tener gente porosa en el resto de la cultura social, política y sindical fueron los mismos obispos quienes tuvieron que salir al ruedo. Y a los obispos no les gusta eso. Les gusta estar en las sombras, ser comandantes en jefe, conducir desde el patio trasero. De lo que no se dieron cuenta es que la sociedad argentina cambió mucho en los últimos años en temas de derechos y respeto de la diversidad.
-¿Hubo un quiebre, un corte, respecto de lo que venía sucediendo?
-Los pronunciamientos hablan de eso. La movilización de los niños en las escuelas es un hecho gravísimo. Parecía un límite infranqueable y, sin embargo, se lo traspasó. Que se haya apelado a eso habla de ese estado febril y habla, también, de que entendieron mal lo que estaba en juego, como leyeron mal lo que pasó con el divorcio y están leyendo muy mal lo que sucede en la cultura dominante. Por ejemplo, los nuevos valores que imperan y el proceso amplio de individuación que atravesamos. Tanto insistir con la ley natural, casi como única manera de entender la misión de la Iglesia, los llevó a callejones sin salida, porque si hay sólo ley natural, no hay historia ni hay presencia de Dios en la historia. Y esto, me parece, ha descolocado a mucha gente internamente.
-¿Qué implican, en este contexto, que haya apelado a términos como “guerra de Dios”?
-En lo personal, les agradezco esta frase porque me permite insistir con que ese modelo integralista, antiliberal, superortodoxo, conservador, que reacciona contra la modernidad sigue muy vigente. El problema que tienen es que concita mucho rechazo. No sólo de parte de la Presidenta, sino también de la sociedad civil. La sensación es que actúan como si estuviésemos viviendo en época de dictadura. No es casual que hace unos días Videla también hablara de guerra.
-¿Piensa que todo esto tendrá consecuencias aún más gravosas para la Iglesia como institución?
-Por supuesto. La Iglesia ya viene con un cuestionamiento no menor desde la época de la dictadura, por el tema de los derechos humanos y su complicidad. Ahora, durante estos días también se dio un cuestionamiento importante de parte de sacerdotes y comunidades de base. “No encontramos a Jesús en las posturas de ustedes”, han dicho y es muy fuerte. Y que se haga público es más fuerte todavía. La mayoría de los medios, que son condescendientes con estos obispos, no han tenido otra que empezar a publicar estas cosas… Otro obispo, en estos días, dijo algo muy claro sobre lo que la Iglesia todavía sigue pensando: “el matrimonio merece la tutela del Estado”.
-Lo dijo Héctor Aguer.
-Lo dijo Aguer, pero lo piensa la mayoría. Es una Iglesia Católica que no puede pensarse sin el Estado, que no distingue entre esfera estatal y propuesta para sus fieles. Claro, si cada vez sus fieles son menos y, de esos que siguen siéndolo, son pocos los que se apegan al dogma…
-¿Cómo evalúa el rol jugado por Jorge Bergoglio?
-Nefasto. El rol que juega Bergoglio es nefasto.
-Fue un abanderado de esta cruzada.
-Fue un abanderado, un monje negro, todo junto. No comprende lo que sucede en la sociedad. Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así. Esta estrategia me recuerda mucho a la que tuvieron los militares durante la Guerra de Malvinas. No sólo repiten el lenguaje militar, como hizo Bergoglio, sino que replican su lógica. Los militares pensaron que, como eran aliados de los norteamericanos, éstos nos iban a ayudar en la guerra. Acá pasó lo mismo: no entendieron la lógica que gobierna lo político-partidario.
-¿Cuánto tiene que ver esto con el juego interno de la Iglesia a nivel mundial y las apetencias papales de Bergoglio?
-Difícil saberlo. Además, desconozco cuántos votos sacó en la elección papal. Él dice que no lo sabe; su vocero, tampoco. ¿Por qué tendría que confiar en lo que dijeron algunos medios? ¿Cuáles fueron esas fuentes? No dejo de impresionarme por el modo en que se trabajan estas cuestiones. Lo mismo pasó con este tema. Es cierto, la Iglesia tiene un poder simbólico muy fuerte, pero es más lo que ha perdido y lo que siguen perdiendo con manifestaciones de este tipo. La misa de Bergoglio, en Constitución, por ejemplo, por la trata de personas, es otra lectura retrógrada, premoderna de la realidad. ¿Qué dijo? Que la ciudad es el lugar del pecado, cuando, hoy, el noventa por ciento de los argentinos vive en ciudades…
-¿Se puede pensar en una sobreactuación?
-Si sobreactúa es porque está perdiendo legitimidad y fieles. Sobreactúa para imponerse, porque es su autoridad la que está en tela de juicio. Hasta Mauricio Macri le dijo que no en varias oportunidades. Hasta Macri, y en su propia diócesis. Lo mismo pasa en la Conferencia Episcopal, de la que Bergoglio es presidente. Les repartieron un documento a los sacerdotes para que lo leyeran desde el púlpito, porque no son capaces de mantener una discusión racional en el espacio público. Le están hablando a un pequeño grupo de católicos movilizados, un núcleo duro que pretenden consolidar, pero no le están hablando al resto de la sociedad. Hasta no hace mucho tiempo tenían un discurso para el conjunto de la sociedad, mientras trataban de que esos grupos duros quedasen adentro. Ahora es al revés. Alquilaron ómnibus para que la gente se movilizara. Y actuaron con la misma lógica que dicen ver en otros. Sólo les faltó la chorihostia.
-Clientelismo, digamos.
-No me gusta utilizar la categoría clientelismo con tanta facilidad, pero si vamos a hablar de clientelismo también les cabe a ellos. Se conciben por encima de la sociedad y del conjunto de los partidos, y terminan actuando como cualquier grupo partidario en búsqueda del poder.
-En el caso de Bergoglio, esa lógica política se puede rastrear. Su cercanía con Guardia de Hierro es apenas un primer antecedente.
-Pero si piensa seguir con esa lógica está equivocado. Bergoglio está llevando a la Conferencia Episcopal a una de sus mayores pérdidas de credibilidad y derrotas en la historia argentina. Los demás tienen todo el derecho de acompañarlo. Lo que no pueden hacer es querer trasladar eso a la democracia, al Estado.
-¿Qué distancia separa a Bergoglio de sectores más integristas, como el que representa Héctor Aguer?
-Mi profesor de Historia del Catolicismo, Émile Poulat, le hubiera dicho que ésa no es la pregunta correcta, sino qué los une, qué le permite que sigan estando juntos. Bueno, los une la idea de que la familia es el centro de la sociedad, la concepción patriarcal de la familia, la idea de que la mujer debe permanecer en una segunda posición, la concepción de que los trapitos sucios hay que esconderlos. Y, ahora, los une la condena al sacerdote Alessio, como antes los unió el silencio ante el caso Christian von Wernich, condenado por asesinatos, torturas y crímenes de lesa humanidad. A ver si nos entendemos: tanto Aguer como Bergoglio no sólo no le piden al sacerdote Julio Grassi, condenado por violar a niños, que se vaya de la Iglesia, sino que ponen dinero para pagarle sus abogados. Con el arzobispo Storni hicieron algo parecido.
-Son más las cosas que los une, entonces.
-Desde ya. Los une la idea de que esto subvierte los valores de la sociedad, una idea de jerarquía que llevan al extremo, la idea de que la obediencia es lo principal y, por supuesto, la idea de que hay que afirmar certezas y que el relativismo es el principal enemigo a combatir. Muchos católicos no entienden este manejo partidario de Bergoglio, de Aguer, de Jorge Casaretto, ese juego en las sombras. Uno hace de bueno y busca sindicalistas. El otro hace de malo y busca tipos más conservadores.
-¿Qué pasará de aquí en más?
-Los mariscales de la derrota deberían dar un paso al costado y reflexionar por qué perdieron. Deberían preguntarse, por ejemplo, si quieren quedarse con un pequeño núcleo duro que les dé certezas a ellos y a sus afirmaciones o si prefieren dialogar con el conjunto de la sociedad argentina que, sobre estos temas, quiere más derechos, más participación y más pluralidad.
-Que esos mariscales de la derrota den un paso al costado, supongo, debe ser más bien una expresión de deseos.
-Por cierto. En esta Iglesia no pasan estas cosas, pero no estaría mal que lo hicieran. No estaría mal que esos mariscales guardasen silencio, porque cada vez que hablan atentan contra aquellos que quieren construir diálogo en la diversidad. Por eso valoro mucho la autonomía que se dieron los partidos políticos para votar. Dejaron de lado la amenaza concreta que hizo la Iglesia y eso me parece un paso fundamental para la democracia argentina.

El rol del Opus Dei

-¿Qué rol jugó y qué peso tuvo el Opus Dei en la discusión?
-En su momento, el Opus Dei, como movimiento laical, denunció cierta clericalización del catolicismo argentino. Incluso, se enfrentó a ese clericalismo porque no los dejaba crecer. Hoy, esas críticas quedaron atrás, en un segundo plano, porque el que estaba en juego era un tema que, para ellos, resulta central. Cuando se trata el tema de la familia y ven que pueden imponer la concepción que ellos tienen del tema, dejan todo lo demás de lado. Por eso, hoy, esa afinidad es muy fuerte. Además, no hay que olvidar que los dos obispos del Opus, el de Santiago del Estero y el de San Juan (ndr: Francisco Polti y Alfonso Delgado, respectivamente), fueron quienes más incitaron a la movilización. Hay una razón instrumental, tantas veces criticada en los demás, que hoy se cumple tanto para el Opus Dei, como para Jorge Bergoglio o Héctor Aguer.
-Página/12 informó, en estos días, que a la cruzada se había sumado el supernumerario español Benigno Blanco.
-No lo pude chequear, pero puede ser. La transnacionalización de los grupos católicos es un hecho. Los grupos ProVida son los mismos aquí, en Estados Unidos, en España.

Los disensos y los miedos
-¿Qué pasa entre los obispos, más allá de Héctor Aguer y Jorge Bergoglio?
-En la Iglesia argentina no hay opinión pública posible. Una institución que es incapaz de escuchar el disenso interno, que es incapaz de escuchar la opinión de la sociedad y que, ante algún tipo de declaración pública de un sacerdote, lo único que hace es sancionarlo, está muy dificultada de comprender los cambios en la sociedad y actuar en consecuencia. Es cierto, así como la sociedad contemporánea no vivió nunca tanto tiempo en democracia, la Iglesia tampoco. Pero no se acostumbra. Por eso no entienden, por ejemplo, que los medios tengan su lógica propia y hagan su juego, más allá de sus presiones. Que no entiendan esto los lleva a enojarse con esos medios, porque los creían aliados eternos.
-¿Hasta dónde llega el disenso interno, entonces?
-Hay cualquier cantidad de obispos que están en contra de que Bergoglio sea el jefe simbólico, mediático o material de la oposición. Pero se animan a decirlo y hablan por debajo. El miedo predomina sobre la libertad o la posibilidad de hacerlo público.
-¿Qué pasa con las comunidades de base, con los laicos?
-Hay desconcierto. Por eso me parece que lo de Nicolás Alessio es muy importante. Ahí hubo un grupo de sacerdotes muy valientes que hizo pública la diferencia con la autoridad, que es el corazón del poder de la Iglesia. La Iglesia Católica no castiga a un asesino ni a un pederasta mientras diga que respeta la autoridad. Bueno, que haya surgido un grupo de sacerdotes que haya salido a decir en el espacio público y por los medios que estaba en desacuerdo, me parece importante. Pero, más todavía, me parece importante que los medios hayan tenido que difundirlo. ¿Por qué paso? Porque expresó un sentir de muchísima gente que, hasta ese momento, no tenía una expresión pública.

Una historia de enfrentamientos
-No es la primera vez que la Iglesia se enfrenta al poder político. ¿Qué diferencia encuentra con otros hechos?
-Es cierto. La Iglesia Católica tuvo conflictos con el mundo liberal cuando se sancionó la educación pública, gratuita y obligatoria. Tuvo conflictos cuando salió la Ley del Matrimonio Civil, la Ley de Registro Civil, la Ley de Cementerios. La diferencia con ese momento es que era una Iglesia con menos peso. En los conflictos con el primer radicalismo y con el peronismo la cosa fue distinta. Y la cosa terminó peor. La quema de Iglesias y el bombardeo a la Plaza con los aviones que tenían la inscripción “Cristo Vence” es un ejemplo. Lo que vino después fue décadas de paz militar-católica, que se interrumpió con el gobierno de Raúl Alfonsín y la Ley del Divorcio, con un nuevo conflicto.
-Los argumentos, en cada caso, fueron más o menos similares, ¿no?
-Sí, en buena medida: que peligraba la familia, que llegaba el acabose. Como dije, la diferencia es que, en 1880, la Iglesia que se resistía a los cambios era una institución débil. La de estas épocas es una Iglesia más poderosa, sobre todo, luego del proceso de militarización y catolización que vivió nuestra sociedad. Y como tal, no quiere perder los privilegios conseguidos. Yo espero que los obispos, ahora, digan que no aceptan más el salario de este Estado corrupto y pecaminoso, que distorsiona la familia…
-No lo van a hacer.
-Claro, porque son hipócritas. ¿Por qué este discurso sobre la sexualidad y la familia no penetra tanto? Porque en los últimos dos o tres años lo único que hemos escuchado de la Iglesia son casos de abusos sexuales de curas y obispos. ¿Qué autoridad moral tiene la Iglesia para levantar el dedo? Hay algo ahí muy profundo que habrá que ver si quieren cambiar o no.
-Respecto de este gobierno, está el antecedente del caso Antonio Baseotto.
-Es cierto, fue casi un símbolo del cambio en el vínculo con el poder político. Por eso es importante lo que pasó con la votación en el Senado. La política debía acompañar las posturas de buena parte de la sociedad para que se diferenciase lo político de lo religioso, para que quedase clara la diferencia entre los preceptos de la Iglesia y las leyes del Estado. Por suerte, hoy estamos en otra era, donde la consolidación de la democracia no deja otra cosa que el debate respetuoso. Pero recuerdo cuando Bergoglio acusó de blasfemo a León Ferrari, calificativo en desuso y totalmente desatinado para un artista. Dijo “blasfemo” y el núcleo duro de fieles rompió toda la muestra