lunes, 24 de octubre de 2011

CRISTINAZO




El 50% de agosto sorprendió hasta los más optimistas, el 54% de ayer ya no. Un año después de la más triste noticia política de los últimos años, asistimos a la más alegre. Y hablo de alegría y tristeza en política porque es lo que se respira, es lo que se percibe. Así como el pueblo (hablo de pueblo y no de gente) estaba triste, desconcertado, desolado cuando murió Néstor, hoy el pueblo está feliz, contento, esperanzado, festejando. Sin embargo ella, Cristina, aquel 27 de octubre en el que miles de argentinos fueron a gritarle a la cara "¡Fuerza Mujer!" se mostraba entera, segura, consoladora... el pueblo desconcertado, su líder con pie de plomo. Ayer, desde temprano Cristina pareció vulnerable, como en esa foto en los brazos de Néstor. No digo débil, no digo endeble, digo permitiéndose el abrazo de un pueblo que manifestaba el mayor respaldo político desde la vuelta a la democracia (sólo equiparable a las elecciones de Yrigoyen y Perón)... cuando el pueblo expresó el rumbo, manifestó seguridad, recién ella se dejó acariciar y se cobijó en su seno, tal como lo hacía en los brazos de Néstor.
Y todos reconocen su centralidad en el triunfo electoral, y el pueblo la aclama, la espera, la llora de alegría. Cristina emociona, y emociona la cara de los que se emocionan con ella. Y ella se corre, ella recuerda a su compañero, no como viuda -aclara-, como militante, lo reconoce como el artífice de esto, de este nuevo Estado, de esta otra Argentina. Reconoce que cuando más negro estaba el cielo, se calzó el overol y se puso al frente de una elección perdida en la Provincia de Bs. As. Allá por el 2009 ¿se acuerdan?
Es verdad que el triunfo es de Cristina. Y de Néstor. Hablamos de Cristinazo y está bien, porque fue un golpe tremendo -y esperemos que certero- al corazón de la patria corporativa que a pesar de las señales se resiste a ceder. Un golpe de votos, de democracia, de participación y de consolidación de una mujer que representa y es representada por su pueblo. Pero Cristina somos todos y al Cristinazo lo hicimos todos. Y cuando digo todos digo los militantes.
El ejemplo de Néstor asumiendo la tarea épica en las legislativas del 2009 es replicable en distintas escalas a miles y miles de militantes. El 2008 marcó un antes y un después en la política argentina reciente, en ese entonces las corporaciones agro-financieras-mediáticas había logrado articular una identidad política tremenda, y el campo eran todos, y los kirchneristas? unos parias, la peste misma. No sé cuántos éramos, tampoco importa, lo cierto es que salimos todos a dar el debate, la lucha discursiva... todos... y no alcanzó, perdimos en 2009 y fuimos más apestos.
En el trabajo, en la universidad, en la familia, en el futbol, en las jodas, en la calle, en los comercios, en los blogs, en el facebook, en las radios, en todos lados... Vino la defensa de la ley de medios, vino la defensa por el matrimonio igualitario, por la Asignación, el debate hipócrita de los que fundieron al país por el 82%, y la tendencia se fue revirtiendo... ya no eramos tan parias, "algo estaba pasando".
Llegó el bicentenario, según dicen los que saben, Cristina lapicera en mano diseñó casi todos los cuadros que puso en escena fuerza bruta. Quería que el festejo fuera del pueblo, y el festejo fue del pueblo, la pucha si lo fue. Las terribles manifestaciones de dolor y adhesión en los funerales del pingüino terminaron de mostrar que la batalla discursiva y simbólica estaba empezando a darse vuelta.Y no lo hizo Cristina sola, no lo pudo haber hecho, todos participamos, difundiendo un conjunto de ideas en las que creemos, con vehemencia y convicción, pero con respeto y la democracia como bandera.
Esa batalla no está ganada, hay que seguirla dando, todos, porque al Cristinazo lo hicimos todos los compañeros, y tenemos que seguirlo haciendo, profundización de modelo mediante,con más organización, con más militancia, y con más conciencia política.


SOBRE LA INKOMPRENSION

El 50% de los votos que obtuvo la fórmula presidencial encabezada por Cristina Fernández de Kirchner (obteniendo una de las diferencias más grandes de la historia electoral argentina respecto del segundo) en las PASO del agosto último sorprendió a propios y extraños. Más allá de algunos indicios que el eterno calendario electoral 2011 venía dando tanto en sentido positivo como negativo para el kirchnerismo, el resultado no dejó de ser llamativo y –sobre todo-aplastante para una oposición que renunció a la posibilidad de una construcción política alternativa en pro de la sumisión a las consignas de lo que podríamos llamar el “establishment” argentino, al que finalmente mostró responder y representar sin ruborizarse.
Si bien para algunos –pocos- el resultado electoral fue una lección a ser aprendida, para otros –la mayoría- fue una oportunidad para seguir manifestando su odio e incomprensión. Los días posteriores al 14 de agosto hemos leído y escuchado las más irrisorias explicaciones del resultado, que desde la izquierda a la derecha juzgaban la (in) capacidad de ejercer el derecho al sufragio de los sectores populares. Hipótesis puestas a circular como la del voto plasma que pretendían ocultar el tremendo proceso de identificación entre un pueblo y un movimiento político, olvidándose que el voto CFK atravesó espacios sociales, geográficos, simbólicos y económicos.
El kirchnerismo comparte con otros movimientos y procesos políticos argentinos (el radicalismo yrigoyenista y el peronismo) la característica de ser profundamente incomprendido, no se lo entiende, no se lo aprehende, en muchos casos porque no se lo quiere entender, en otros porque no se lo puede entender, pero a no asustarse que así parece venir la mano cuando el pueblo asume algunos roles protagónicos a través del voto y la militancia.
Los que no quieren entender son muchos, la mayoría de los cuales tienen intereses en juego, muchos intereses. Niegan la realidad (si es que existe), la distorsionan, y descaradamente pretender proponer su visión sesgada como la única. Es verdad que la realidad se erige sobre la base de luchas y disputas simbólicas por construirla, pero hay datos estructurales que forman parte de esa realidad. No hay posibilidad de confrontación ni dialéctica en torno al discurso único heredado del neoliberalismo triunfante de fines del siglo XX. Frente a ello hemos dado y se está dando una batalla terrible. América Latina –al igual que otros continentes que han sufrido la colonización en su historia- se caracteriza por la existencia en sus países de clases medias y altas cipayas, esto es, sectores que poseen recursos, formación y capacidad de decisión (desde sus empresas privadas y desde cargos de gestión pública en los tres poderes del estado) cuyos privilegios parecen estar asociados a la defensa acérrima de los intereses de las potencias extranjeras, a costa del hambre de sus propios compatriotas. A su vez estos sectores han tenido muy buena capacidad de articulación de demandas y de representación corporativa y política a lo largo de la historia de nuestro continente. Por eso es que aún hoy, los presidente latinoamericanos siguen hablando de la necesidad de independencia, ya que si bien el proceso revolucionario decimonónico dio pasos sustanciales al respecto, es clara la dependencia que existió durante el siglo XX respecto de Inlgaterra primero y EEUU después (en ese sentido el No al Alca fue paradigmático). En esta dirección la dicotomía setentista patria o colonia no deja de tener vigencia. Actores mediáticos, periodísticos, políticos, sociales, y económicos se encolumnan detrás de la militancia por un país que responda a los esquemas coloniales. Estos sectores no van a entender porque no quieren entender, porque entender significaría renunciar a sus egoístas privilegios, no cabe pretender que comprendan, es necesario derrotarlos políticamente, en elecciones y en la construcción de sentidos e identidades. La disputa simbólica sigue siendo clave (mucho tendrá que ver en esto la vigencia de la nueva ley de medios y la formación de una militancia nacional y popular comprometida), disputa democrática por excelencia.
También están los otros, lo que no pueden entender, o se resisten a ver. Si recurrimos a la historia veremos que es el lugar que tradicionalmente ocuparon: corren por izquierda a los gobiernos populares con la pretensión de debilitarlos, aún a costa de que los sectores conservadores y oligárquicos asuman el poder. Son quienes suscriben las ideas de un cambio social revolucionario reproduciendo un discurso de subalternidad, negando la capacidad de los sujetos políticos de ser protagonistas. Por eso desprecian lo popular, desprecian a los trabajadores que dicen representar e inclusive desprecian la democracia –por burguesa-. Dentro de este de “incomprendedores“ también podríamos situar a los apolíticos honestitas. El discurso de que sin corrupción y mera gestión de recursos es posible un país justo, negando definiciones ideológicas y políticas. La Alianza ya fracasó, deberíamos haber aprendido.
Pero en realidad lo que no se comprende va más allá del 50%. Lo que no se comprende es la magnífica adhesión popular a un proyecto que propone –sobre todas las cosas- la construcción de un Estado nuevo, un Estado que se ha identificado como nacional y popular. Frente a la paz de cementerio pretendida por el neoliberalismo reinante, el kirchnersimo irrumpe en la historia Argentina (de la mano con procesos similares en otros países latinoamericanos) proponiendo un nuevo modelo de Estado, en plena construcción y desarrollo, pero que ya va mostrando algunas características que lo proponen como diferente, muy diferente al pretendido por la porfía neoliberal.
Un Estado que en lo económico asume un rol activo que permite subordinar el andar de la economía a las directivas políticas, un Estado que fortalece el consumo interno con la pretensión de aumentar el empleo y la calidad de vida de las personas, un Estado que fortalece el aparato productivo (pensemos en la increíble reactivación industrial del 2003 a la fecha), y sobre todo un Estado que asume el compromiso de la justicia social.
Un Estado que en lo político ha devuelto al pueblo la política como herramienta de construcción y cambio, un Estado que se ha dedicado a visibilizar actores sociales, políticos y económicos olvidados, otorgándoles derechos y reivindicaciones, un Estado que ya no se concibe a sí mismo como enemigo de su pueblo, sino como su defensor, esta definición ya vale mucho.
Un Estado que en el plano internacional se permite la construcción de alternativas contra hegemónicas, poniendo fin a las traumáticas relaciones carnales, un Estado que se permite ser latinoamericano y encara y trabaja una alianza estratégica escuchando los deseos de los próceres independentistas, un Estado que asume su condición de no-primer mundo y –asumiendo roles protagónicos- trabaja en la construcción de una comunidad internacional más justa.
Un Estado que ha vuelto a poner a la educación, la ciencia y la tecnología como su preocupación fundamental, construyendo escuelas, otorgando becas, repatriando científicos.
Lejos de pretensiones maniqueas el kirchnerismo está desandando el camino que conduce a la construcción de un Estado que asuma las tres banderas históricas del peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social.
Pero además el kirchnerismo da cuenta de que ningún proceso político es acabado. Esta es también una de las cosas que no se quiere ver. Las pretensiones de perfección de los procesos políticos han terminado en campos de concentración o goulags. Todo proceso político es perfectible, mejorable, superable; y en ese sentido es necesario marcar errores y saldos. Pero la política está atravesada por el principio de factibilidad, es el plano de lo posible sobre el cual operan utopías e ideales sí, pero como utopías o ideales. El espacio de la política se construye en base a lo que existe, apelando al mejor resultado en función del horizonte de posibilidades existente (correlación de fuerzas, alianzas políticas, capacidad económica, etc.). Esto no es una lección de realismo político, es una apelación a la sensatez, al sentido común.
Pero hay un sector que sí comprendió, un sujeto que está nuevamente nominado y nuevamente en construcción, apelado e interpelado: el pueblo. El pueblo comprende que antes que comer el sándwich hay que comprar el pan. El pueblo entiende que el kirchnerismo propone un nuevo Estado, que tiene límites, pero es la base sobre la que hay que profundizar si se aspira a un país mas justo. De modo que si el pueblo entiende al kirchnerismo, quienes no entienden al kirchnerismo no entienden al pueblo, allí lo peor de la incomprensión. No comprenden la conformación de una identidad nuevamente consolidada que se ha volcado masivamente al espacio público (bicentenario, muerte de Néstor) y a las urnas a dar su apoyo y confianza. Un pueblo que comenzó a ver los frutos de ese nuevo Estado en construcción, que ha asumido una definición política de fondo, abandonar la idea de ser un Estado que mata y empezar a ser un Estado que defiende la vida.

jueves, 13 de octubre de 2011

Qué Onda loco?

Así suele saludarse la gente copada cuando se encuentra en lugares copados haciendo cosas copadas.Pero en esta oportunidad la voy a usar en otro sentido a la expresión, mi "que onda loco?" tiene que ver con una mueca de admiración, de cuestionamiento, de preguntar que carajo anda pasando.
Ayer fue 12 de Octubre, ex día de la raza, actual día de la diversidad cultural.Nadie puede acusar al escribiente de anti-indigenista, pero el escribiente anda medio indignado. Percibe catervas de adhesiones a la "lucha de los pueblos originarios" y acompañamientos de dolor a su tragedia histórica, de acuerdo compañeros, hasta ahí vamos bien pero... qué hacemos con eso? Nos quedamos en la declamación y el lamento? Hay que pensar la cuestión de los pobladores orignarios, pero pensarlo de manera seria, consciente, humana y dejarse de joder con tilinguerías baratas que condenan a un lugar exótico en la historia a esos pueblos. A ver muchachxs hijos de los bajados de los barcos como yo, cuando reivindicamos la lucha de los pueblos originarios qué es lo que estamos reivindicando? cuestiones étnicas? entonces qué tenemos que hacer nosotros? volver a los barcos e irnos todos y laburar 5 siglos gratis para las comunidades? Eliminar por decreto popular todos los Estados del continente? qué onda loco?
Reinvidicar su cultura y su identidad, bien, de acuerdo. Pero ellos qué piensan? digo... las comunidades, los actores, los sujetos... qué piensan al respecto? no será que estamos reproduciendo un discurso de subalternidad saliendo nosotros, miembros de las razas genocidas a reivindicar su identidad que durante 5 siglos hemos pisoteado y sobre cuya explotación se erige nuestro bienestar? Acaso no encierra un profundo gesto de hipocresía? porque si adscribimos a un discurso vinculado a reivindicaciones étnicas debemos asumir que somos parte de los genocidas (o al menos que tenemos sus genes, su educación su música, sus letras, sus comidas, etc.), y qué hacemos con eso?
Y no es sólo ese el punto hipócrita de la cuestión, además de levantar banderas en nombres de otros sin ni siquiera escuchar qué tienen para decirnos, en nuestro accionar cotidiano (laburo, discurso, trato, etc.) nos cagamos en los compañeros indígenas.
Lo que está en el fondo de esta cuestión es el tema del otro, de la alteridad. Es importante reconocer al otro, acompañar sus reivindicaciones, sus luchas, sus conquistas de derechos, la pregunta es cómo y para qué lo hacemos.En el "cómo" entrarían estas cuestiones de si acompañamos o pretendemos arrogarnos su representatividad, en si lo hacemos asumiendo sus particularidades identitarias y culturales o si le imponemos nuestra lectura y nuestro discurso. En el "para qué" cabría indagar si lo hacemos de meros comprometidos y luchadores de cuanta causa noble ande dando vuelta o si intentamos construir algo para conseguir algo... no sé.
Soy de los que prefieren que en una comunidad política se creen las condiciones para que cada grupo social, político y/o cultural pueda encontrar el espacio para luchar por sus intereses y reivindicaciones, y no de los que andan por la vida arrogándose el derecho de representar y ser la voz compungida del otro menospreciado que no puede hacerlo por sus propios medios.
No es sólo con la cuestión indígena que pasan estas cosas, también pasa con las múltiples representatividades que pesan sobre los trabajadores, sobre los campesinos, sobre los excluidos. Está el actor, el que sufre, el que intenta organizarse, que le cuesta, pero que tiene la paciencia y la sabiduría de comprender que la realidad no se adecua a cánones pre-establecidos, sino que la lucha es diaria y las conquistas progresivas, por un lado; y por otro el que se comió el cuento de algún trasnochado y viene a imponer su verdad ideal-tipica al chabon que la sufre, y se pone en pedagogo, le enseña porqué, cómo y cuánto sufre, y le dice qué tiene que hacer para dejar de sufrir.

miércoles, 27 de julio de 2011

apuntes sobre el bipartidismo

En la coyuntura política actual argentina, signada por el eterno proceso electoral, los partidos (si es que puede llamársele así) y candidatos se auto-asignan -como es normal- características y calificativos. La "nueva política", "el estilo dialógico", "la alternativa al bipartidismo", entre otras. Esto no es nuevo ni particular de nuestro país, con una clara intencionalidad político-discursiva se pretende asignar por oposición características con una carga negativa a los adversarios políticos. La particularidad argentina es que esas intencionalidades tienen una sóla dirección, el oficialismo. Salvo la honrosa excepcion del sabatellismo, el resto del arco político no-kirchnerista es capaz de hacer o decir, de no hacer o no decir, cualquier cosa con tal de mostrarse agresivo con el gobierno. Mienten, inventan, operan, compran, aprietan... juegan sucio, muy sucio.
El pinismo en capital parece festejar la derrota de Filmus, antes que llorar por haber hecho una elección desastrosa, o porque un inepto como Macri sacó casi la mitad de los votos en la ciudad con mayores índices de desarrollo del país... No importa, perdió el kirchnerismo, hay que festejar.
El socialismo (ya hablamos en otras oportunidades en este blog sobre qué es y qué representa el Partido Socialista en nuestro país y es a él al que nos referimos), aliado con la UCR en su expresión derechosa, festeja el pésimo resultado electoral de Rossi, en lugar de preocuparse por su mala elección frente a un cocoliche como Miguel Torres del Sel y los globos de colores del PRO, o por haber perdido en las elecciones legislativas. No importa, peridó el kirchnerismo, hay que festejar.
Y nombro sólo estos dos porque son los que más llaman la atención de que se acerquen a lo más rancio, o sea no es que llama la atención, debería llamarnos porque uno supone que se comparten algunas banderas. De Carrió, Duhalde y el resto de la fauna es esperable ciertas conductas.
Claro que hay cosas que no dejan de sorprender, como el hijo de Don Raúl Alfonsín, "Ricardito", usando el capital político que alguna vez tuvo su padre, arrodillado frente a la SRA, yendo en la boleta con De Narváez y Carlos Menem; armando operaciones políticas basadas en denuncias falsas, poniendo en vilo el mismísimo sistema electoral democrático. Nuevamente no importa, todo vale para que TN pueda poner durante algunas horas algun zócalo anti-k y mañana Clarín una tapa que será repetida hasta el hartazgo en cuanta radio y página web política exista durante -al menos- toda la mañana. Y aparecerán los opinólogos a llenar páginas de diarios, analizando y recontra analizando y tratando de fascista a algún funcionario nacional. La verdad que a esta altura, no queda otra que pensar que quien piensa y articula todo esto es un fuking genio.
Pero todo esto venía a colación de que resulta que ahora, no sólo no son crispados, no sólo no son confrontativos, no sólo no son corruptos, no sólo no son desprolijos institucionales, no sólo no usan carteras caras, no sólo no tienen botox, no sólo no son genocidas y represores (todo lo que según ellos sí es el kirchnerismo)sino que además son una "alternativa al bipartidismo".
Un concepto central en los analistas políticos del establishment argentino, el "bipartidismo": una noción que aparece en nuestro país cada vez que alguno de los dos partidos históricamente gobernantes (el PJ o la UCR) está haciendo mal los deberes, por lo tanto hay que buscar una alternativa a ellos.
Ya sea porque no se acatan las condiciones y se está pensando en un modelo de país diferente al que los verdaderos poseedores del poder pretenden; o bien porque algún peronista o algún radical acató las condiciones al pie de la letra, generándose las obscenas consecuencias esperables, tornándose necesario maquillar el cadáver y hecharle la culpa al "bipartidismo" y no a los políticas implementadas y a los reales actores, poderes e intereses que hay detrás de ellas.
A ver si nos avivamos, no se trata de peronista o radical, se trata de izquierdas y derechas, de patria o colonia, de oligarquía o pueblo. Hace rato que en la UCR y el PJ los sectores reaccionarios han ganado los espacios de poder más importantes.
No se trata del partido que gobierne, se trata de los intereses que el gobierno defienda, no se trata de ser alternativa al bipartidismo, se trata de ser alternativa a los poderes reales que gobiernan el país desde 1810 a la fecha, con honrosas excepciones como el radicalismo yrigoyenista, el primer peronismo y el kirchnerismo. Si es aliado de Clarín y a la SRA a quién carajo le importa si se dice peronista, radical o socialista?

viernes, 3 de junio de 2011

blanco sobre negro

Mal que les pese a muchos, el siglo XXI ha corrido uno de los tantos velos que el imperialismo y sus agentes dictatoriales habían imprimido desde mediados de los 70 sobre la política latinoamericana, la cuestión de las izquierdas y las derechas.
Es verdad que izquierda y derecha son conceptos complicados en su uso analítico, no es verdad que son conceptos en desuso (uy, me salió un versito bergmaniano). Es verdad que se trata de conceptos relativos (quién está a la derecha -o a la izquierda- de qué o de quién), contingentes (algo que hoy te sitúa a la derecha, mañana te puede situar a la izquierda si se han modificado las fronteras discursivas/simbólicas de una sociedad)y por lo tanto históricos y dinámicos; pero son conceptos que siguen siendo claves para entender algunos procesos -por no decir la mayoría- sociopolíticos y económicos a nivel local, nacional, regional y mundial.
Se entiende por derecha aquellas posturas ideológicas conservadoras y/o reaccionarias, es decir que pretendan favorecer el statu quo o la profundización de las diferencias políticas, sociales, civiles y económicas. Por izquierda aquellas que por un camino u otro pretenden la reducción de las desigualdades.
Un concepto profundo de democracia estaría siempre a la izquierda y le imprimiría un fuerte contenido social, la derecha aboga por una democracia formal que se limite a determinar quién será el que -elegido en las urnas- gobernará en nombre del pueblo a favor de los poderosos.
La década de los 90 ha estado signada en toda América Latina por gobiernos que implementaban políticas desigualitarias legitimados por el voto popular, amparados -entre otras cosas- por el discurso único neoliberal que había logrado imponerse a partir de ideas como la del "fin de las ideologías" o "el fin de la historia" luego de la caída de la URSS.
El siglo XXI devolvió a latinoamérica -luego de las dolorosas experiencias noventistas- la posibilidad de salir de esa más que hegemónica construcción discursiva gracias a un proceso de empoderamiento de bastos sectores del campo popular (según los países la situación es diferente, pero en términos generales movimientos sociales, sindicales, gremiales, campesinos, indígenas, partidos progresistas, organismos de DDHH, etc.). Este proceso ha tenido continuidad gracias a la llegada al poder de gobiernos que han respondido (en mayor o menor medida) a las demandas de esos sectores y que han encarado un proceso de refundación del Estado en nuestro sub-continente que es sólo comparable con algunas experiencias de mediados del siglo XX consistente en la construcción de un Estado cada vez menos garante de la defensa de los intereses de los poderosos y cada vez más reivindicativo de las banderas históricas de las luchas populares.
En este proceso -que estamos viviendo- hay blancos y negros, grises, rojos, azules, violetas, anaranjados y también hay arco iris. Pero fundamentalmente hay desvelamientos, es decir hay corrimientos de velos, hoyas destapadas, caretas sacadas. Porque en este corrimiento del rol del Estado en algunos países latinoamericanos los sectores en pugna han tenido que blanquear sus intenciones, y eso es caro, sobre todo para la derecha.
Sin pretensiones maniqueas, se han armado -en función de intereses claro está- coaliciones -no sólo políticas, pero fundamentalmente- a la derecha y a la izquierda que han desatado una lucha feroz por imponer sus construcciones simbólicas y proyectos políticos en las naciones latinoamericanas. En realidad el proceso es de una izquierda que quiere imponerlo y un derecha que se resiste a perder posiciones ganadas.
De un lado partidos y políticos conservadores, la patria financiera, los terratenientes,los gremialistas gordos, las multinacionales, la Iglesia derechosa y los medios de comunicación en manos de los anteriormente nombrados; del otro políticos progre-populistas, algún sector económico que deposita sus esperanzas productivas en el modelo económico, bastos sectores populares, asociaciones gremiales que testimoniaron resistencia durante el neoliberalismo, movimientos y organizaciones sociales...
Repito, no es buenos contra malos, es la defensa de unos intereses, la defensa de un proyecto político frente a otro. Siempre fue así, siempre va a ser así, eso es construcción de poder, eso es política. La novedad de hoy -y tal vez el indicio de que los sectores de izquierda han ganado posiciones- es que esa lucha es frontal. La derecha ya no puede esconderse detrás de un caudillo riojano cargado de liturgia populista (Menem) o de un referente de la teoría de la dependencia (Fernando Henrique Cardozo) para implementar las políticas que cree conveniente para mantener o acrecentar las diferencias entre pobres y ricos.
Es verdad que hay desclasados, este proceso ha dejado en un limbo ideológico-político a mucha gente, cuyo marketing personal y social pasaba por la crítica que pretendía ser sagaz al neoliberalismo, ocultando un "vedettismo anti" que hoy no les permite ser protagonistas de la lucha política más que como aliados satelitales a la derecha, pero este análisis se lo dejo a mis amigos psicoanalistas que ellos deben tener más herramientas para entender a esta gente.
Hoy la derecha tiene de referente a Macri y no lo oculta (aunque es verdad que a veces recula y trata de maquillar alguas barbaridades). A un dirigente que ante un conflicto habitacional en la ciudad que tiene el deber de gobernar es capaz de despertar los más hondos sentimientos xenófobos del porteño medio con tal de quedar exento de sus responsabilidades. Hoy Alfonsínito -el único candidato que sobrevivió entre miles- elige de compañero de fórmula para aspirar a la presidencia a González Fraga, coherente con su decisión de acompañar a De Narváez y dejar de lado su alianza con el socialismo de Binner.
Hoy Sabatella apoya la candidatura de Filmus para enfrentar a Macri, consciente de que es esa derecha a la que hay que derrotar. Hoy Clarín, La Nación, Perfil y Amércia atacan a Schoklender y las Madres y machacan con la inseguridad hasta cuando un pibe se roba un caramelo de un kiosco. Hoy Página 12 reniega del fallo gris sobre el caso en que se investiga la apropiación de bebés a la dueña de Clarín.
Hoy han cerrado su campaña electoral en Perú Keiko Fujimori y Ollanta Humala, a la espera de una batalla electoral más en nuestra América Latina, en la que se pone en juego el rumbo ideológico de un país. El pueblo peruano, en función de sus intereses y sometido al feroz bombardeo mediático, deberá elegir entre la continuidad del neoliberalismo o la apertura hacia un nuevo proceso.
En esa lucha estamos, que sea bienvenida, ojalá que si la ganamos -como la venimos ganando- el adversario no intente romper las reglas de juego democráticas y lleve la defensa de sus intereses hacia la violencia y las armas como ya lo hizo en otros momentos históricos.

lunes, 30 de mayo de 2011

Socialism

Era de noche, estábamos entre 6,7,8 y una peli rara que pasaban en Encuentro, recién terminábamos de cenar.Antes de comer las mandarinas, se levantó, agarró la Barcelona y encaró "pal biorsi".Uno de un lado de la puerta, el otro del otro "dialogando", se adquieren complejos e interesantes pensamientos.
-¿Por qué el director del FMI era candidato a presidente de Francia por el partido socialista?-.
Suena contradictorio... o casi... o nada? Pregunta para nada ingenua, que demanda una respuesta para nada simple.
¿Es que el FMI se volvió socialista? ¿será que a partir de las catástrofes generadas por las políticas de ajuste a lo largo y a lo ancho del tercer mundo -y ahora también del primero- la institución garante del orden económico mundial ha decidido dar un golpe de timón e implementar políticas de corte social para lo cual había convocado al futuro candidato a presidente del Partido Socialista francés? El lector sabrá la respuesta sin tener que meditar demasiado.
¿De qué socialismo hablamos cuando hablamos de socialismo francés? Por empezar de un socialismo que pone uno de sus principales cuadros - Dominique Strauss-Kahn- como gerente de la corporación financiera que maneja el capitalismo a nivel mundial. Hablamos del socialismo a la europea. El socialismo del PSOE español, de José Rodríguez Zapatero, incapaz de enfrentar una crisis sin implementar recetas de la economía más ortodoxa y recesivista.
Hablamos de un socialismo surgido en el seno mismo del capitalismo como una respuesta reformista ante las crisis y exclusiones que hacían que el propio sistema se volviera insostenible. La socialdemocracia alguna vez fue pensada -por unos- como la salida humana del capitalismo, por otros -la derecha- como el monstruo demagogo al que había que derrotar. Los socialdemocrátas mientras, se fueron consolidando como un grupo político que se preocupó bastante por cuidar los formalismos de las democracias liberales, mandar señales a las corporaciones de sus "sanas intenciones" y otorgar a la clase trabajadora las concesiones mínimas necesarias para que no vayan a mear fuera del tarro. Así, hacia finales del siglo XX y principios del XXI este socialismo nos brindó líderes de la talla de Felipe González, Tony Blair, Gerhard Schröder (entre otros), nunca dispuestos a oponerse de manera paradigmática al monstruo del discurso único neoliberal hasta hoy reinante.
De modo que no parece un error ni del FMI ni del socialista Strauss-Kahn, por el contrario parece demasiado congruente. Cabe preguntarse ahora que pasa con los socialismos por estos lares. La coalición gobernante en Chile previa a la llegada del magnate Piñeira a la Casa de la Moneda, parece responder en gran medida al esquema descripto para el caso europeo. Lejos está -y ha estado- la Concertación Socialdemócrata- de un Salvador Allende, que también fue socialista y también fue democrático.
Tampoco es que en la pregunta hecha desde el biorsi se pretendía la aplicación discrecional del socialistómetro, se pretendía dejar al desnudo estos grupos políticos que desde un marketing de izquierda defienden los más puros intereses de las clases económicas dominantes, con la excusa, siempre demasiado importante, de hacer la revolución socialista en el marco del respeto de las instituciones democráticas, sin cuestionar mucho nada, nunca.Salvo, claro está, aquellos procesos que -con sus más y sus menos- intentan poner en jaque el poder corporativo a nivel nacional e internacional que sí son cuestionados por la socialdemocracia... "no cuidan las formas" es la primera observación, pero hay otras: "no van a fondo en sus políticas", "no proponen la reforma agraria", "no hacen la revolución", "son corruptos", "le mienten a la gente", "cooptan a la clase trabajadora", y miles más.
Habría que preguntarse por las cosas que hacen -y que son capaces de hacer- cuando están en el gobierno.
Hemos dicho ya un poco de lo que pasa en el mundo.Pensemos lo que pasa en Argentina. Sinceramente no me lo imagino a Hermes Binner en el balcón de la casa Rosada anunciando frente a miles de campesinos sin tierra la Reforma Agraria, ni siquiera me lo imagino yendo a fondo en políticas redistributivas. Desde el gobierno de la ciudad de Rosario y de la Provincia de Santa Fe, han mostrado ser una gestión prolija, aceptable, con algunos conceptos aceptables sobre el manejo de la cosa pública, con algunas políticas sociales llenas de buenas intenciones, pero no mucho más que eso.
El Partido Socialista argentino no está muy lejos histórica y políticamente de la Concertación chilena ni de la socialdemocracia Europea, no intenten engañarnos. No en balde tienen como principal aliado a lo que queda de la UCR derechosa pos Alianza.
-Está Ud. errado -me podrá contestar orgulloso algún militante heroico del socialismo santiagueño- nosotros no hacemos alianza con De Narváez. Claro, pero la hicieron con la Carrió y otros tantos. No la hacen con el tatuado porque intuyen la muerte política que eso significaría para su discurso centro-izquierdista.
A los gobiernos populares -o populistas, como Ud. prefiera llamarlos- los corren por izquierda, siempre. Desde la tribuna pregonan la revolución. Cuando tienen que gestionar, son un tanto más tibios los muchachos, y si les pinta y los que mandan consideran necesario, dirigen el FMI, implementan el neoliberalismo y defienden la 125.
Me voy al baño, a ver si se me ocurre algo más para escribir.

jueves, 26 de mayo de 2011

Revolucion

Ayer pensaba en la importancia de los docentes (y de la escuela) en la reproducción de los lugares comunes de nuestra historia. Esos lugares comunes que aparecen -y parecen- como inocentes... pensemos el 25 de mayo, siempre es "a la billiken": la negra mazamorrera, el negro velero, el virrey malo, los revolucionarios unos bambis, french y verutti repartiendo escarapelitas, llueve en una plaza colmada de damas antiguas que con sus mejores trajes piden saber "de qué se trata".
Y el 25 de mayo pareció haber sido eso y nada más. Sabe de qué se trata señora paqueta? se trata de una revolución, por eso ahí andan French y Verutti a los tiros, agitando con sus chisperos. Y tenga miedo señora porque de lo que se trata es de instaurar un cambio que seguramente a Ud. y a los suyos no les gustará mucho.
No es culpa de las maestras, ojo... es fruto del contenido que a ellas les ordenan enseñar y de la consideración pedagógica que se tiene sobre nuestros niños. Se cree que el mejor modo de enseñarles la historia es tratándolos como zonzos, y cuando preguntan algo sustancial les contestamos con mazamorras, velas o dulce de leche. Lo peor son los papás que van a los actos de primer, segundo y tercer grado y cree que saben de historia argentina entonces lo escuchan a Macri hablando de lo lindo que fue el primer centenario y de lo feo que fue el segundo y le creen (por suerte ahora menos que antes).
Creen (¿creemos?) que los cambios se hacen con "diálogo" y "consenso" (me acuerdo el tema de serrat Algo personal "Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz"). Porque es ese "diálogo y consenso" es el que les permite imponer sus posiciones dominantes que significa casi siempre dejar las cosas como están. Por eso es necesario mostrar los hechos fundacionales de nuestra nacionalidad como algo logrado con cintitas de colores y no a los tiros.
Es verdad que apareció Cornelio, a Mariano lo tiraron al Mar, también apareció el cura de Córdoba, a Castelli le fueron pa atrás en una batalla, a Belgrano lo reventaron en el Ejército del Norte, y el cambio no llegó hasta donde quería, pero algo se hizo, pucha que algo se hizo!!!!!
Ayer también pensaba, que loco estos chabones que nadie sabe bien porqué deciden no ser cipayos. Son ellos los que hacen las revoluciones, las reformas, los cambios. Son esos sujetos que llegan a posiciones de poder y que deciden tener en cuenta ideas que -siendoles o no propias- conducen a un proceso de liberación colectiva.
Junto con el espíritu digno y la capacidad de resistencia de nuestras clases populares, esos lideres anticipayismo sea lo mejor que tengamos en nuestra historia los países oprimidos del mundo. Esos tipos que teniendo todo para ser un Menem deciden ser un Krichner, que teniendo todo para ser un Mitre son un Yrigoyen. Y los hay en todos lados del mundo, y tal vez esa sea la diferencia más importante entre el primer centenario y el segundo. ¿Me explico?
En la revolución de 1810 existieron dos facciones claramente contrapuestas, la de Moreno, Castelli, Belgrano, Monteagudo, etc. frente a la liderada por don Cornelio cuyo triunfo político fue la conformación de la Junta Grande con los representantes del "interior" dominados por el cura cordobés Dean Funes. Es posible detectar allí un planteo entre aquellos que pretendían un cambio radical, profundo, de fondo, y otros que sólo buscaban una reformita maquillando el orden vigente.
El primer bicentenario encontró al país sumergido en un orden político y económico exclusivísimo, cuyos líderes eran unos cipayos (para qué dar mas vueltas) que se dedicaban a mostrar un crecimiento fantasmagórico del país mientras se enriquecían a costa del hambre y la exclusión de millones (cualquier coincidencia con el 76 o los 90 NO es pura coincidencia). Ellos pasaron a la "historia" como la generación de un centenario pujante, "granero del mundo", entre "los 10 países más ricos del mundo", una "verdadera democracia" y cuanta pelotudez más se le ocurra decir a Vargas Llosa y su banda de ignorantes liberales, que se olvidan del estado de sitio, las huelgas, la represión, el hambre, (etc.etc.etc.)
El bicentenario encontró un país que hacía 9 años había estado terminal. Pero cuya dirigencia nacional se había propuesto construir un Estado Nacional y Popular. Casi nadie sabe bien qué significa eso, asi que aquí nosotros interpretaremos que se habían dado a la tarea de construir un país libre, justo y soberano, es decir sin cipayismos, sin relaciones carnales. ¿Que mueve a estos tipos a elegir por la liberación de sus pueblos y la condena de los que escriben la historia oficial frente a la posibilidad de seguir reventando el futuro de su patria y tener guardado un lugar de privilegio en la memoria de las clases privilegiadas?
En eso pensaba ayer, en los rebeldes de la historia, de nuestra historia.

jueves, 24 de marzo de 2011

Día de la Memoria: Defender la democracia

Hoy es 24 de Marzo, y la memoria nos convoca ¿a qué? a construirla. La memoria se construye, es un relato que, gracias a -no precisamente a Dios, que bastante al margen se mantuvo en este caso- la lucha hemos logrado imponer para decir con todas nuestras fuerzas NUNCA MAS, porque detrás de la construcción de la memoria de un pueblo hay una lucha -la más encarnizada tal vez- política.
No ha sido fácil y no es fácil. Por favor, el que escribe no pretende afirmar que sea una lucha ganada, no hay lucha ganada... es política señores. Se construye a diario... la CONSTRUIMOS a diario. Por eso no hay que bajar los brazos, hay que seguir, hay que decir NUNCA MAS todos y cada uno de los días, en todos los ámbitos, frente a todas las personas.
Pero sabido es que estamos mejor que nunca: genocidas en cana, el 24 de marzo institucionalizado desde el Estado como jornada de reflexión sobre lo ocurrido, museos de la memoria, familiares de desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado reivindicados, nuestras Madres y Abuelas puestas en el lugar que les corresponde en nuestra historia, el cuadro de Videla bajado por un presidente democrático, actores civiles que están siendo cuestionados por su accionar... "Ah no!" dirá alguno... hasta acá llegamos... "No, no, no"... le diremos nosotros, "ningún hasta acá llegamos" es hora de DEFENDER NUESTRA DEMOCRACIA.
Porque si la lucha por la memoria no está ganada y nunca lo estará, la lucha por nuestra democracia tampoco... es -otra vez- la política señores... Nuestra democracia necesita de nuestro aporte, de nuestra construcción. Y digo nuestra porque hay que dejar de tratarla de modo impersonal... "la democracia" como si fuera de otros, no señores, nos pertenece, hagámonos cargo de ella, vayamos a su encuentro, es Nuestra y mucha sangre nos ha costado y nos cuesta.
Y defender nuestra democracia implica interpelar a esos actores civiles que han sido partícipes, financistas, cómplices, amigos. "Qué es esto? una casa de brujas Vezzosi?" Ah... "EL" argumento. "Basta por favor, ya es hora de dar vuelta la página" dirá alguno... "Lo que necesita este país es un pacto de la Moncloa" dirá otro haciéndose el sabio de supermercado comprado por capitales extranjeros... ¿No será que tienen el culo sucio che? Y no hablo de tu viejo, tu tía o su abuelo que puede decir eso casi repitiendo lo que desde centros de producción discursiva mass mediática o pseudoacadémica pretenden imponer, aunque también lo puede decir porque verdaderamente lo cree y en ese caso habría que dar la discusión con el respeto necesario.
Pero me interesa el primer caso, el de los tipos poderosos, los dueños de diarios, empresas, universidades, escuelas y productores agrícolas que dicen que hay que olvidarse de todo, que ya está... que se han juzgado a los militares, que es suficiente, que la terminemos... che, repito, ¿no tendrán el culo sucio?
Es muy difícil asentar una democracia sobre una estructura socieconómica que no cree en ella y que ha sido partícipe necesario -al menos- del genocidio, el desmantelamiento del aparato productivo nacional, el hambre de nuestros compatriotas y la venta al peor postor de las empresas estatales durante los 90 (y todo para acrecentar sus cuentas bancarias personales).
Nuestra democracia no puede asentarse sobre medios de comunicación cuyos propietarios han sido partícipes del golpe, han tenido negocios bien turbios con los genocidas (negocios que les permiten tener el poder que hoy tienen), que se han enriquecido de manera desmedida con el desmadre noventoso (las AFJP y Clarín son un ejemplo) y la lista podría seguir. Medios de comunicación que han dado cabales muestras de que la democracia les importa un pito, que mienten descaradamente, que montan operaciones de prensa pretendiendo desestabilizar gobiernos elegidos democráticamente...
Nuestra democracia no puede asentarse sobre fuerzas productivas que piensan que la dictadura ha sido un ejemplo de gobierno, que Martínez de Hoz ha sido el mejor ministro de economía de la historia, que añoran a Domingo Felipe Cavallo y que tienen dirigentes que se pasean por los medios de comunicación - esos que mencioné en el párrafo anterior- manifestando sus intenciones golpistas cuando un gobierno no cuida sus feroces intereses sectoriales (SRA es un claro ejemplo de ello, en una entrada anterior a esta hemos hablado del tema "ISTORIA").
Y la lista podría seguir... sobre un Poder Judicial cuyos jueces reivindican la dictadura, sobre facultades de economía de universidades nacionales que muestran como modelo la patria financiera, sobre dirigentes políticos que se arrodillan a los intereses de las corporaciones con el único objetivo de arrimar un poquito más de votos a su escuálido caudal electoral...
Por eso es necesario dar un paso más, es necesario DEFENDER nuestra DEMOCRACIA interpelando a esos actores que no están convencidos de su bonhomía, que de lo único que están convencidos es de sus ansias lucrativas y de poder. Es necesario que la Iglesia se haga cargo de lo que pasó (por ejemplo que expulse a Von Wernich y no al cura que defiende el matrimonio entre personas del mismo sexo), es necesario que la justicia diga si los hijos de Herrera de Noble son o no de compañeros desaparecidos, es necesario que se aclare el tema Papel Prensa, es necesaria la plena vigencia de la Ley de Medios, es necesario que la Sociedad Rural Argentina pague sus impuestos y deje de imponer condiciones inhumanas a nuestros trabajadores, es necesario que ningún fiscal electoral de la nación se equivoque y ponga 888 en vez de 88... Es necesario que vos y que yo nos hagamos cargo de NUESTRA DEMOCRACIA.