lunes, 30 de mayo de 2011

Socialism

Era de noche, estábamos entre 6,7,8 y una peli rara que pasaban en Encuentro, recién terminábamos de cenar.Antes de comer las mandarinas, se levantó, agarró la Barcelona y encaró "pal biorsi".Uno de un lado de la puerta, el otro del otro "dialogando", se adquieren complejos e interesantes pensamientos.
-¿Por qué el director del FMI era candidato a presidente de Francia por el partido socialista?-.
Suena contradictorio... o casi... o nada? Pregunta para nada ingenua, que demanda una respuesta para nada simple.
¿Es que el FMI se volvió socialista? ¿será que a partir de las catástrofes generadas por las políticas de ajuste a lo largo y a lo ancho del tercer mundo -y ahora también del primero- la institución garante del orden económico mundial ha decidido dar un golpe de timón e implementar políticas de corte social para lo cual había convocado al futuro candidato a presidente del Partido Socialista francés? El lector sabrá la respuesta sin tener que meditar demasiado.
¿De qué socialismo hablamos cuando hablamos de socialismo francés? Por empezar de un socialismo que pone uno de sus principales cuadros - Dominique Strauss-Kahn- como gerente de la corporación financiera que maneja el capitalismo a nivel mundial. Hablamos del socialismo a la europea. El socialismo del PSOE español, de José Rodríguez Zapatero, incapaz de enfrentar una crisis sin implementar recetas de la economía más ortodoxa y recesivista.
Hablamos de un socialismo surgido en el seno mismo del capitalismo como una respuesta reformista ante las crisis y exclusiones que hacían que el propio sistema se volviera insostenible. La socialdemocracia alguna vez fue pensada -por unos- como la salida humana del capitalismo, por otros -la derecha- como el monstruo demagogo al que había que derrotar. Los socialdemocrátas mientras, se fueron consolidando como un grupo político que se preocupó bastante por cuidar los formalismos de las democracias liberales, mandar señales a las corporaciones de sus "sanas intenciones" y otorgar a la clase trabajadora las concesiones mínimas necesarias para que no vayan a mear fuera del tarro. Así, hacia finales del siglo XX y principios del XXI este socialismo nos brindó líderes de la talla de Felipe González, Tony Blair, Gerhard Schröder (entre otros), nunca dispuestos a oponerse de manera paradigmática al monstruo del discurso único neoliberal hasta hoy reinante.
De modo que no parece un error ni del FMI ni del socialista Strauss-Kahn, por el contrario parece demasiado congruente. Cabe preguntarse ahora que pasa con los socialismos por estos lares. La coalición gobernante en Chile previa a la llegada del magnate Piñeira a la Casa de la Moneda, parece responder en gran medida al esquema descripto para el caso europeo. Lejos está -y ha estado- la Concertación Socialdemócrata- de un Salvador Allende, que también fue socialista y también fue democrático.
Tampoco es que en la pregunta hecha desde el biorsi se pretendía la aplicación discrecional del socialistómetro, se pretendía dejar al desnudo estos grupos políticos que desde un marketing de izquierda defienden los más puros intereses de las clases económicas dominantes, con la excusa, siempre demasiado importante, de hacer la revolución socialista en el marco del respeto de las instituciones democráticas, sin cuestionar mucho nada, nunca.Salvo, claro está, aquellos procesos que -con sus más y sus menos- intentan poner en jaque el poder corporativo a nivel nacional e internacional que sí son cuestionados por la socialdemocracia... "no cuidan las formas" es la primera observación, pero hay otras: "no van a fondo en sus políticas", "no proponen la reforma agraria", "no hacen la revolución", "son corruptos", "le mienten a la gente", "cooptan a la clase trabajadora", y miles más.
Habría que preguntarse por las cosas que hacen -y que son capaces de hacer- cuando están en el gobierno.
Hemos dicho ya un poco de lo que pasa en el mundo.Pensemos lo que pasa en Argentina. Sinceramente no me lo imagino a Hermes Binner en el balcón de la casa Rosada anunciando frente a miles de campesinos sin tierra la Reforma Agraria, ni siquiera me lo imagino yendo a fondo en políticas redistributivas. Desde el gobierno de la ciudad de Rosario y de la Provincia de Santa Fe, han mostrado ser una gestión prolija, aceptable, con algunos conceptos aceptables sobre el manejo de la cosa pública, con algunas políticas sociales llenas de buenas intenciones, pero no mucho más que eso.
El Partido Socialista argentino no está muy lejos histórica y políticamente de la Concertación chilena ni de la socialdemocracia Europea, no intenten engañarnos. No en balde tienen como principal aliado a lo que queda de la UCR derechosa pos Alianza.
-Está Ud. errado -me podrá contestar orgulloso algún militante heroico del socialismo santiagueño- nosotros no hacemos alianza con De Narváez. Claro, pero la hicieron con la Carrió y otros tantos. No la hacen con el tatuado porque intuyen la muerte política que eso significaría para su discurso centro-izquierdista.
A los gobiernos populares -o populistas, como Ud. prefiera llamarlos- los corren por izquierda, siempre. Desde la tribuna pregonan la revolución. Cuando tienen que gestionar, son un tanto más tibios los muchachos, y si les pinta y los que mandan consideran necesario, dirigen el FMI, implementan el neoliberalismo y defienden la 125.
Me voy al baño, a ver si se me ocurre algo más para escribir.

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