viernes, 24 de febrero de 2012

el hecho maldito del país burgués...



La elección estaba ganada. El socialista Repetto casi que festeja mientras reconoce a las FFAA haber garantizado un comicio en paz. La prensa saluda de antemano el triunfo de la alianza antifascista, que convocaba a multitudinarias manifestaciones en las que radicales, socialistas, comunistas y demoprogresistas marchaban detrás de las banderas norteamericanas, inglesas y soviéticas, cuyo mando de campaña tenía su sede en la embajada norteamericana.
La chusma, los fascistas, los cabecitas negras, los negros, los pobres, que no entienden de política, que habían osado meter su roñosas patas en la fuente de la plaza de la revolución burguesa de 1810 quedarían finalmente en el lugar que les corresponde, por orden natural. Nosotros gobernaremos, así debe ser. Finalmente el orden a vuelto, la democracia ha triunfado.
Pero la democracia liberal, más allá de sus hipocresías, propone algunas herramientas que los excluidos pueden llegar a utilizar... y la alianza pro-imperio quedó arrodillada. Entre botellas de champagne francés, en sus lujosas casonas del norte porteño, auguraban la hecatombe luego de la debacle electoral. El fascista, el demagogo, el que andaba con la actriz, con la puta, sacó mas votos. En definitiva tenían razón los demócratas nacionales, éstos no están preparados para votar... mirá a quién eligieron! votaron por las dádivas...
55 a 45 fue, y como un escarmiento trágico, la elección para quienes se hacen llamar socialistas y comunistas fue la peor imaginada (ni un representante en el Congreso Nacional).
Gobierna Peron señores. El hecho maldito del país burgués. La incomprensión reinará. Nadie entiende porqué los trabajadores no son anarquistas, comunistas o socialistas, como "deberían ser". Nadie lo entenderá.
El peronismo se ha consolidado y superará a Perón. Ríos de tinta se escribirán indagando en el porqué del idílico romance. El pueblo es peronista ¿y eso qué significa? los científicos aportarán. La discriminación seguirá.
La oligarquía patalea, hace de oposición desleal, fogonea golpes y difama por un lado, por otro, mucho de sus agentes se aggiornan y se suman a las filas del nuevo movimiento.
Llueven las reivindicaciones sociales. La actriz devenida en primera dama hace caridad. El odio crece.

El país ya no volverá a ser el mismo. El clivaje peronismo-antiperonismo sustenta la violencia, física y simbólica, de un país jóven, como un karma de la dicotomía presente desde los debates por su independencia... patria o colonia.
Las bombas explotan sobre la plaza de la revolución burguesa, la colonia se impone a sangre y fuego, resuena la voz de la actriz que murió a la edad de Cristo (reavivando el sínodo místico del movimiento): "nuestra patria dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas".
Pero los hijos de los obreros ya están en la universidad, y los hijos de los pobres ya están alimentados, y los derechos sociales ya han sido otorgados, y más allá de la violenta regresión y persecución, el daño ya está hecho. No podremos discutir el tipo de patria que queremos, tendremos que seguir luchando contra la colonia, a riesgo de que nuestra bandera, flamee sobre sus ruinas.

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